¿Qué puedo decir?
Creo que uno nunca deja de conocer a las personas.
Resultó ser alguien muy distinto al que yo creía y quería, y me duele pensar que todo este tiempo fue así y yo no me di cuenta de eso.
Sé que lo atribuirá a la razón más estúpida, simple y predecible, pero la verdad, va mucho más allá.
Todo este tiempo se quejaba contra alguien que es exactamente igual que ella, con las mismas aspiraciones, pensamientos despectivos hacia los demás y expresiones encubiertas.
No me digas que no es así.
No se es hipócrita con la gente que uno quiere.
No se le miente a la gente que uno quiere.
No se finge con la gente que uno quiere.
Y es justo así.
Nunca te importó y nunca la quisiste.
Y justo por esto último, vas a seguir pensando en esa razón barata y simplona.
Te jactas de lo mal que lo pasan pero no haces nada por revertirlo ni piensas en alguna manera que lo que tú pides o exiges lo provoca, aunque sea en alguna mínima parte.
Está mal, pero no tan mal como para que no me de lo que quiero.
No des razones irrelevantes y mal hechas sobre esto. No vale la pena.
De hecho, nunca has hecho algún comentario al respecto.
Quizás no debería causarme nada a mí, pero aún así, me decepcionó increíblemente darme cuenta que una persona que conocía desde hace tanto tiempo es en realidad tan diametralmente distinta a como yo creía.
Lo que digas ya no significa mucho.
Lamento haber perdido a alguien.
Y a pesar de que muchas veces he dicho que hay que aceptar en la gente que queremos lo bueno y lo malo, no puedo aceptarlo cuando lo malo mancilla completamente todo lo bueno.
Cuando lo malo ironiza todo lo bueno.
Cuando lo malo hace dudar todo lo bueno.
No te vas a dar cuenta de nada, creo yo.
De nada.
No voy a decirte nada, y sólo silenciosamente, quizás, seguirás pensando qué cosas sobre mí.
Pero aún así, fingiremos ambas, desde ahora, como lo vendrás haciendo tú desde hace cuánto tiempo.
Lamento haber perdido a alguien.