04 mayo, 2019

Paz.

Deni Pesto

Y se me alborota el pecho.
Me dan ganas de vomitar.
Me miro al espejo y pienso, me grito.
Qué tonta te estas poniendo.
Quedas como una completa idiota. 
Como una niña que no puede estar tranquila.
Lo sé.
Veo dónde pongo mi paz.
Con estas manos.
Mis dedos con cuidado.
No sé por qué lo hago.
Sé que si no resulta me sentiré mal.
Pero lo repito.
Lo espero.
Diariamente.
Qué tonta.
Lo sé.

Tu paz eres tú.
No la externalices.
No la transformes en algo.
En alguien.
Desbalance.
Ansiedad.
Angustia.

No puedo evitar pensar en lo finito que estamos viviendo.
Muy finito.
Me desgarra verlo así.
Porque intento prolongarlo mucho más de lo debido.
Pero quizás ese es mi error.
Gravísimo.
Porque luego me caeré a pedazos.

Mi corazón late con fuerza, si pudiera me sacudiría en el suelo.
Lo quiere aceptar, lo quiere negar.
Quiere vivir en paz.
Pero la entregó.
La entregué.
La transformé.
En algo.
En alguien.

Gravísimo.
Pero lo repito.
Diariamente.

Deja.
Cada cierto tiempo te llega esta angustia.
¿Por qué lo haces? 

Quiero estar preparada.
Deja de echar las cosas a perder.