15 agosto, 2013

Esperarte.


































Lo pregunté casualmente y lo soltó todo. Todito.
Me contó exactamente qué fue lo que habían conversado antes y después.
Me dejó reflexionar al respecto.
¿Quién te crees que eres? 
¿Crees que te iba a esperar sentada toda mi vida?
¿Crees que iba a esperarte?
Cálmate.
Respira.

Realmente te quieres mucho.
Mucho, mucho.
Mi opinión hacia ti no ha cambiado en absoluto, así que no temas.
Simplemente me has decepcionado un poco.
Lo que yo creo es que... cuando uno quiere a alguien, y quiere que suceda, sucederá.
La seguirá y seguirá hasta que lo conseguirá.
No creas que yo dejaré mi orgullo en casa para ir contigo en cuanto te parezca a ti.
Si realmente querías que algo sucediera, lo habrías hecho suceder.
No porque hayas sentido cobardía tienes que ponerme a mí como excusa ahora.
Lamentablemente, no me conoces tan bien como creí que me conocías.

De cualquier manera, es un poco gracioso todo.
Es como que no supieras que yo puedo hacer las mismas cosas que tú.
Pues mírame: puedo hacer lo mismo que tú y más.
Todo lo mejor, querido amigo.
Nos veremos pronto.