24 abril, 2010

Mirada.



Ojos oscuros.
Miran fijamente.
Es una mirada que me atraviesa.
Me atraviesa con esa mirada delineada.
Me mira fijamente, cuando le pregunto.
Mira como si intentara destacar algo inscrito en el ambiente.
Algo que no noto.
Él cree que no lo noto.
Yo lo sé.
Me atraviesa con la mirada.
Siento que me acusa.
Él cree que no lo noto.
Yo lo sé.
Y le pregunto de nuevo.
Él dice "nada".
Y antes me mira.
Ojos muy abiertos.
"Deduce algo" - siento en mi cabeza.
Siento como se desenvuelve esa mirada y me habla.
"Ya lo sabes" - me dicen sus ojos.
Y me lo han dicho.
Cien veces.
Cien veces he dicho "No".
"No, no es así".
Y el me atraviesa con su mirada.
Gritando algo que está inscrito en el ambiente.
Algo que ya sé.
Algo que él no nota.
Y él dice "nada".
Y sus puertas se cierran.
Él dice "nada" y luego no habla.
Y el me grita con la mirada.
Esa mirada oscura que me atraviesa.
No me asustas.
En ti confío.
Y me gritas con la mirada.
Esa mirada que me atraviesa.
Y dice "nada".
Yo digo "No me mientas".
Y el grita con la mirada.

Revélame el secreto de tus ojos.

21 abril, 2010

Secreto.


Y apenas lo dijo me encrespé.
Al principio no había entendido de qué estaba hablando, pero hasta a ella le temblaba la voz hablando de eso.
No sabía cómo le afectaría el tema a él.
No se lo que piensa sobre esto.
Nunca lo hablamos.
Hace más de 4 años que conozco uno de sus secretos, y quizás también fue por eso que las cosas tomaron el curso que tomaron.
No me atreví a mirarlo por largo rato.
Quizás él notaría lo que yo intentaba esconder.
Mi curiosidad.
Cuando finalmente lo miré él tenía la mirada perdida en el vacío.
Muy pensativo.
¿Qué estaría pensando?
Pues claro que pensaba en eso, pero... ¿qué se siente?
Cuando yo supe intenté no parecer muy alarmada ni sorprendida.
Me imaginé que debería ser vergonzoso, además, la mayoría no tiene ni idea de lo que realmente ocurre en su vida.
Pasa desapercibida.
Por lo menos la mayoría del tiempo.
Hasta cuando vamos a su casa.
Ahí ya se entrevé algo.
No recuerdo decírselo a alguien.
Recuerdo haber titubeado.
Pero no revelado.
Y no lo voy a hacer.
Porque por más que aún me cueste mirarte cuando me hablas, te respeto.
Y no creo que alguien en su vida podría hacer algo tan indigno.
¿Cuán caro es el silencio?
Tu secreto no va a escaparse de mis labios.
Por más que me pregunten o sugieran.
Te respeto.

16 abril, 2010

Altanería.


La altanería es el peor defecto.
Dentro de los márgenes y proporciones, por supuesto.
Es lo peor porque... hagas lo que hagas todo resultará mal.
A nadie le cae bien alguien altanero.
Si te vas a acostumbrar a ser altanero, te acostumbrarás también a no tenerme al lado tuyo.
Viniste a decirme que no estabas enojado.
Te miré incrédula, realmente dudando de si lo habías dicho o lo había soñado.
¿Había alguna razón para ese enojo?
No.
Sólo una razón estúpida e insignificante.
Una razón completamente inmadura.
Y si todo no terminó como querías no fue mi culpa.
Y lo sabes.
Y yo sí tenía razón para estar enojada.
Pero me retuve, y te mostré la mejilla.

Y no voy a censurar ahora lo que no censuré antes.
Mis palabras.
Porque sabiendo que las leerás, escribiré lo que quiero escribir.
Porque si quieres leerlo es tu elección.
Sólo fue una invitación.
La cual puedo revocar.

No te atrevas a ser altanero.
No conmigo.