La altanería es el peor defecto.
Dentro de los márgenes y proporciones, por supuesto.
Es lo peor porque... hagas lo que hagas todo resultará mal.
A nadie le cae bien alguien altanero.
Si te vas a acostumbrar a ser altanero, te acostumbrarás también a no tenerme al lado tuyo.
Viniste a decirme que no estabas enojado.
Te miré incrédula, realmente dudando de si lo habías dicho o lo había soñado.
¿Había alguna razón para ese enojo?
No.
Sólo una razón estúpida e insignificante.
Una razón completamente inmadura.
Y si todo no terminó como querías no fue mi culpa.
Y lo sabes.
Y yo sí tenía razón para estar enojada.
Pero me retuve, y te mostré la mejilla.
Y no voy a censurar ahora lo que no censuré antes.
Mis palabras.
Porque sabiendo que las leerás, escribiré lo que quiero escribir.
Porque si quieres leerlo es tu elección.
Sólo fue una invitación.
La cual puedo revocar.
No te atrevas a ser altanero.
No conmigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si vas a dejar un comentario -lo cual dudo seriamente-, no critiques ni insultes mis palabras, o estaré complacida de borrar las tuyas!