09 febrero, 2011

Final.


Se terminó.
Tenía que ser honesta conmigo misma y contigo.
No quería alargar más algo que simplemente no me complacía.
Tenía expectativas más grandes, unas que no llenaste.
No coincidíamos y nunca vamos a poder hacerlo.
Así que deshice todo lo que habíamos formado, como un hielo derritiéndose.
Necesito estar sola.
Creo que es mejor para mí, se me da mejor.
Lamento hacerte pasar por esto dos veces, pero ya nunca más habrá una tercera, y de eso puedes estar absolutamente seguro.

Cuando llegaste, mi corazón latía desbocado, como queriendo salir de pecho e irse a nadar al lago.
Mi cabeza me quemaba, cada pensamiento era como un rayo en la tormenta que yo misma había creado.
Me ahogaba con cada bocanada de aire que tomaba, como si desapareciera apenas entrara por el umbral de mis labios.
Nerviosa de pies a cabeza, no podía evitar preguntarme cómo ibas a reaccionar a lo que tenía que decirte.
Llegaste, me saludaste, te acercaste buscando un beso, y yo te di uno en la mejilla.
Te sentaste y comenzaste a acariciarme el brazo.
Yo sólo dije la primera frase:
"Quiero hablar contigo un momento..."
Y tu mano se congeló.
Seguí hablando sobre lo que ha acontecido recientemente, lo que me molesta, lo que discutimos y mucho más, y cuando te pregunté acerca de tu opinión, no dijiste nada.
Absolutamente nada salió de tu boca.
Me sorprendió y decepcionó bastante.
Creo que eso me confirmó por qué hice esto.
Luego vuelves intentando recuperar el tiempo que no usaste.
Ese que no usaste por cobarde.
Lo siento mucho, pero el tiempo ya pasó.
Y supongo que ahora me puedo sentir más aliviada, ¿no?.
Supongo.
A ver si ahora logro conciliar el sueño.

07 febrero, 2011

Niño.


Finalmente entendí que es lo que nos pasa.
Por fin pude deducirlo.
Tanto tiempo traté de entender por qué no resultó antes y por qué tampoco lo hará ahora.
Es por que aún eres un niño.
Antes no funcionó porque los dos éramos muy jóvenes, y no entendíamos nada, así que terminó fracasando.
Cuando me embarqué en esto pensé que iba a funcionar porque ahora somos más maduros, ha pasado un tiempo.
Pero tú sigues exactamente igual que antes, y yo no.
Tú sigues enamorado de la niña de hace 6 años, y yo ya no soy esa, cambié mucho, y necesito alguien a esta altura, a la que se supone que estábamos los dos.
Odio decir que nuevamente fracasamos, pero así es como resultó.
Y debí haberlo visto antes.
Nos encanta la idea de estar juntos, pero nunca va a equilibrarse, nunca va a resultar.
Te sigo queriendo, mucho, así que no hagas nada estúpido.
Aunque te duela.
Odio esto, pero es así.
Mejor ahora que después.

05 febrero, 2011

Remolino.



Siento que estoy en un remolino.
La corriente hace que vaya a lugares a los que no debo ir.
Decir cosas que en realidad no debo decir.
Hacer cosas que no debo hacer.
La corriente es fuerte, ten cuidado, te lo advierto.
Trato de ir contra ella, pero pronto me llevará de cualquier manera.
Estás rebalsando el vaso, y mi paciencia se acaba.
En la cuerda floja las decisiones se precipitan, y no quiero hacer la equivocada.
Tensión, tensión.
Trato de mantenerlo todo así por ahora, como uniendo con las manos una copa rota.
Estás perdiendo la noción de las prioridades.
¿O es que yo estoy siendo egoísta?
No lo creo, pero aún así sigo cuestionándome.
¿Tan poco me estimas?
La verdad lo veía venir.
Trata de contradecirme, pero ambos lo sabemos.
Realmente me equivoqué, y nada de esto es tu culpa.
La ilusa en la historia soy yo.
Qué pena, ¿no?.

03 febrero, 2011

Pasión.


Qué trágica y romántica historia es Leyendas de Pasión.

Toda la familia Ludlow es irreversiblemente impactada por la llegada de Susannah, la prometida de el hijo más joven del Coronel Ludlow, Samuel.
Puede notarse que todos en el rancho se sienten atraídos a la mujer -incluso sin quererlo-, ya que la Sra. Ludlow se ha ido hace años. Tanto Alfred como Tristan se caen fatalmente enamorados de ella.
Antes de que siquiera pudieran hacer la ceremonia de matrimonio, los tres hermanos Ludlow; Alfred, Samuel y Tristan se van a la guerra, donde el segundo muere en batalla.


Tristan siente irremediablemente que todo es su culpa, y así también lo piensa Alfred.
Su padre, el Coronel Ludlow, lo defiende contra viento y marea, pudiéndose ver que es su hijo favorito.
Tristan siempre fue el más salvaje de todos, el más aventurero.
Cuando ambos vuelven a casa, Alfred le confiesa su amor a Susannah, le propone una vida juntos, cree honestamente que puede hacerla feliz. Pero ella lo rechaza, pensando que esto sólo le causaría más dolor.
Tristan le demuestra su amor a Susannah abiertamente, y ella -enamorada de él desde que lo conoció- se rinde ante él.


Alfred amenaza a Tristan, y le advierte que debe desposar a Susannah, para hacerla una mujer honorable.
Él, sin embargo, cargado por la culpa de la muerte de Samuel, se embarca en un viaje que durará muchos años. Susannah le escribe decenas de cartas que él nunca responde, hasta que finalmente, una llega, diciéndole a ella que el amor que había entre ellos está muerto, al igual que él, así que será mejor que ella se case con otro.

Susannah queda devastada, y Alfred lo nota. El coronel aún defiende a Tristan, hasta que Alfred decide contarle que Tristan ansió a la prometida de su hermano antes de que éste muriera.
El coronel realmente comienza a odiar a su hijo Alfred, y éste último se convierte en un congresista y deja la hacienda.
Isabel II, la hija mestiza de unos trabajadores del rancho, es educada por el coronel y Susannah. Ella está enamorada de Tristan, y, aunque sólo tiene 13 años, está convencida de que se casará con él.
Años pasan, y Tristan finalmente regresa. Su padre está muy viejo ahora, y no puede hablar ni caminar muy bien, pero está inmensamente feliz de que haya vuelto.
Ahí es cuando Tristan se entera de que Alfred y Susannah han contraído matrimonio.
Él va a visitarla, y ella realmente queda desconcertada. Él sabe que ha sido él mismo quien la dejó ir libre, pero creo que internamente confiaba en que ella lo esperaría eternamente, tal y como le juró.
Tristan vuelve a encontrarse con Isabel II, quien ahora tiene 20 años, y cae rotundamente enamorado de ella.
Se casan y tienen un hijo al que llaman Samuel.


Susannah cae verdaderamente en la locura cuando se entera de las noticias.
Tristan se convierte en un traficante de licor, una especie de antítesis de su hermano Alfred, y un día, luego de varias amenazas "sutiles", los vendedores legales de licor, la familia O'Banion, asesinan a Isabel II.


Tristan, con el corazón realmente roto, asesina al que mató a su esposa y termina encerrado en la cárcel cumpliendo una condena de 30 días.
Susannah lo visita en la celda y le confiesa que aún sueña algunas noches que es la madre de sus hijos, y que quizás una parte de ella sí quiso que Samuel e Isabel II murieran. Tristan le pide perdón y la calma, asegurándole que ninguna de las muertes tuvo algo que ver con ella.
Susannah sufre mucho, llora la ausencia de Tristan todas las noches, hasta que no lo aguanta más y se suicida, sabiendo que nunca podrá vivir sin Tristan y que a la vez nunca podrá tenerlo.
Alfred contiene una rabia enorme contra Tristan. Sabe que él siguió todas las reglas en esta vida y que él no, y aún así, todos amaron más a Tristan.
Un día, el hermano de O'Banion viene a la hacienda, con la intención de matar a Tristan.
El coronel mata a O'Banion, y cuando el resto de la pandilla lo va a matar a él, Alfred les dispara, salvando al coronel y a Tristan.
Alfred se reconcilia con el coronel y su hermano. Tristan, sabiendo que lo culparán por la desaparición de los hombres, le encarga sus hijos a Alfred y se va a la montaña.
Con el pasar de los años, todos los conocidos de Tristan mueren, y éste mismo muere combatiendo un oso en la montaña.


Cómo marcó una mujer la vida de estos tres hermanos.
Cada uno de ellos enamorado con locura, y ninguno pudo estar plenamente con ella.
Samuel murió antes de que pudieran construir su vida juntos, Tristan vivía con el tormento de su hermano y Alfred vivía a la sombra del suyo.
Ella, sin embargo, nunca amó más a un hombre como amó a Tristan.
Él siempre fue el elegido, pero nunca pudieron estar juntos de forma equilibrada, y esto la mataba.
Quería tanto estar con él, que simplemente no soportaba su ausencia, y terminó suicidándose por esto.
Finalmente, Tristan se cree culpable de las muertes de tres de las personas que más amaba; su hermano Samuel, su esposa Isabel II y Susannah.
Una historia encantadora hasta el final, trágica, lamentable, y realmente cautivadora.


02 febrero, 2011

Vampiro.




Entrevista con el vampiro.
Es la historia de Louis de Pointe du Lac, un hombre que vagaba sin propósito en la vida, hasta que Lestat de Lioncourt, un vampiro, se cruza en su camino, entregándole una interminable vida como uno de los suyos.

Louis, quien ya tiene 200 años como vampiro, encuentra a un periodista en San Francisco y deja que éste lo entreviste, luego de asegurarle que no lo dañará de ninguna manera.



Louis pierde a su hermano en una pelea, y él se culpa a si mismo sobre lo ocurrido, cayendo en una conducta destructiva y depresiva, donde frecuentaba bares y burdeles.
Fue en uno de estos mismos donde se encontró con Lestat, quien cayó terrible y fatalmente enamorado de él.

Lestat le ofrece la infinita vida inmortal a Louis, y éste acepta, pensando que esto lo liberaría de su interminable dolor y sufrimiento. Entonces transforma a Louis en vampiro, y lo considera su nuevo compañero y aprendiz, pero Louis guarda mucha desconfianza y se resiste a sus enseñanzas.

Louis se niega rotundamente a llevar "normalmente" su vida como vampiro a pesar de las insistencias de Lestat, llegando incluso a beber sangre de ratas con tal de no sacrificar vidas humanas, ya que siente que él mismo muere al tomar una vida. Entra entonces a un estado melancólico, solitario y sensible.

Lestat va matando por la ciudad,
alimentándose de los esclavos de
Louis, hasta que las sospechas contra ellos se vuelven demasiado serias -ya
que nunca comen o beben nada en público- y terminan en una revuelta, cuando ambos vampiros deciden quemar todos sus bienes y huir.




Una noche, mientras Louis vagaba por la ciudad, encontró a una niña de 6 años junto al cadáver de su madre, que había muerto por la peste. Louis intentó -sin éxito-, desangrar a la pequeña y así acabar su sufrimiento, pero no logra deshacerse de ella, y Lestat aparece y la convierte.
Lestat creó a Claudia para Louis, sabiendo que él la amaría más que a nada, y sabiendo también que quizás eso evitaría que lo dejara solo.
Louis sucumbe ante la belleza, sensualidad y corazón de Claudia, y siente con ella una felicidad que no conocía hasta ese entonces, tratándola como una hija y una amante a la vez.
Lestat trata a Claudia como una verdadera muñequita, dándole todo lo que ella quisiera, cualquier capricho, pero aún sin ganarse su afecto. Ella puede notar que no es como las demás personas. Puede darse cuenta de que nunca cambiará, nunca crecerá y nunca se convertirá en una mujer. Se siente como una mujer madura y sensual, pero sabe que nunca lo aparentará. Enfurecida, pide saber quién la creó.



Louis le confiesa que ella se convirtió en una inmortal por su culpa, ya que la encontró una noche y se alimentó de ella, dejándola media muerta. Lestat los encontró y luego la convirtió en una inmortal. Claudia intenta mantener un odio hacia ambos, pero se rinde ante su amor hacia Louis.
Claudia termina enamorándose de Louis después de tantos años viviendo con él, y un creciente odio hacia Lestat se abre paso, culminando con una
noche cuando Claudia lo envenena dándole a beber sangre de un cadáver con láudano y luego lo degolla.
Lestat agoniza y se desangra en la
misma sala, y Louis y Claudia lo envuelven y lo tiran a un pantano con caimanes.
La noche en que Louis y Claudia se disponían a viajar a Europa, Lestat aparece en la casa e intenta asesinarlos. Les cuenta cómo sobrevivió, alimentándose de los caimanes del pantano.
Louis le prende fuego, quemándolo no sólo a él, sino a la casa y al pueblo entero.


Por segunda vez intentaban vengarse de Lestat.
En el barco, una peste afectó a los pasajeros, muriendo una gran parte de ellos. Louis y Claudia se recluyeron para no levantar sospechas sobre su inmunidad.
Una vez en Europa empezaron a buscar otros vampiros, pero no encontraron.
Justo cuando Louis simplemente dejó de buscar más de su especie, un
vampiro lo encontró a él.
Su nombre era Armand y se acompañaba por otro vampiro, Santiago.
Era dueño de un teatro, el Teatre des Vampires. Ahí, ellos utilizan el teatro para reunirse con todos los vampiros y burlarse de los mortales. Lo invitó a asistir a una función a él y a Claudia.
Armand le advierte que Santiago tiene sospechas de él. Cree que él cometió el único crimen para un vampiro; asesinar a uno de los suyos.
Louis le anticipa a Armand que no
quiere hablar de Lestat y él, a su vez,
le advierte que si no envía a Claudia lejos, lo lamentará muy pronto, ya que tampoco se crean vampiros tan jóvenes.
Armand le cuenta que conoció a Lestat lo suficiente para no llorar su muerte, pero que eso no evitará que los demás intenten matarlo.
Más tarde, Claudia obliga a Louis a crearle una compañera, con el pretexto de que él ya ha encontrado el suyo, Armand, y que no quiere quedarse sola cuando él se vaya.
Louis desecha la última idea sabiendo que Armand desea su compañía, pero le crea una compañera, Madeleine.

Los vampiros del teatro de Armand irrumpen en la casa de Louis y los secuestran.
Dejan a Louis enterrado en un ataúd y encierran a Claudia y a su nueva compañera en el fondo de un pozo, a la espera de la luz del sol. Armand libera a Louis, y éste va en busca de Claudia, pero ya es demasiado tarde, ella y Madeleine han sido carbonizadas.
Louis, enfurecido, quema completamente el teatro de Armand, incluyendo a todos los vampiros en él, como Santiago.


Entonces, Armand y Louis viajan por Europa durante años, pero el segundo nunca se repone completamente de la muerte de Claudia. La indiferencia que Louis siente hacia Armand hace que éste último lo abandone para siempre.
Louis le relata a su entrevistador que su último encuentro con Lestat es en Nueva Orleans, donde puede verlo tan degradado que ni siquiera merece su pena. Su entrevistador se sorprende con el final abrupto y doloroso del relato de Louis, y, convencido de que él buscaba un compañero, le pide que lo convierta en un vampiro.
Louis se enoja violentamente y lo ataca, para desaparecer sin dejar rastro alguno.
Según las películas, Lestat reaparece y se alimenta del entrevistador, para convertirlo más tarde en un vampiro.


Qué manera de encantarme esta historia.
Es fascinante el debate interno que tiene Louis sobre el bien y mal, sabiendo que se convirtió en una criatura que "justifica" el comportamiento criminal, sabe que aún es incorrecto, e insiste en llevar una vida más sana, por el camino de lo que él considera correcto.
Lestat cree que su compañero seguirá sus pasos, pero se sorprende al ver que él tiene otros planes. Enamorado como está, también ve como atentan contra él Claudia y Louis repetidas veces, hasta llegar al punto más degradante de su existencia.
Tanto intentó que ellos fueran como él, que fueran sanguinarios sin importar las consecuencias, y tanto Claudia como Louis terminaron odiándolo por esto y por negarles el conocimiento de su especie.
Lestat terminó, por decirlo de algún modo, cavando su propia tumba.