17 mayo, 2010

Nido.


La mesa se achica.
Podía oírlos mientras enjugaban sus lágrimas por separado, tratando de que ninguno de los dos lo notaran.
Luego llamó, y entonces ya se hizo más evidente.
Cualquier cosa que recordaban les hacía humedecer sus ojos.
Su mirada se hace más triste cada día.
Yo no sé cómo mirarla.
¿Y cómo debería hacerlo?
Si una parte de mí se muere por embarcarse en esto, pero la otra quiere seguir aquí, nunca irse.
Termino enjugando lágrimas.
Me imagino en tres años más despidiéndome y se me parte el alma.
Termino enjugando lágrimas.
Qué difícil es avanzar.
Más aún cuando soy yo la que no quiere romper las cadenas.
Y entiendo.
Entiendo todo, de verdad.
Ella dice que sólo son un paso en el camino, ellos sólo estaban para acompañar en el principio, y que a ellos les encantaría tenernos por el tiempo que quisiéramos, pero la vida no es así.
Y lo entiendo.
Yo misma enjugaré lágrimas en unas dos décadas.
Qué difícil es avanzar.

Todo se logra con voluntad.
Puedo caerme un millón de veces.
Sé que será así.
Pero me voy a parar, eso nunca lo he cuestionado.
Cada vez será más difícil.
Pero voy a romper las cadenas que yo misma me impuse.
Nada me va a ganar.
La fuerza, el cansancio, el amor, el odio, la alegría, todo es psicológico.
La clave está en dominarse.
Puedes quebrarte, pero la magia está en componerte.
Yo me compondré.

Todos esperan que decida ahora.
-Dime; rojo verde o azul - me inquieren insistentes, como si abriendo los ojos o cargando la voz la respuesta se hiciera más clara.
Soy cambiante, por todos los cielos.
Si digo que quiero algo hasta que me muera, ¿no existe una gran posibilidad de que más tarde me arrepienta de haber elegido eso?.
Es lo mismo que el matrimonio.
Y si decido algo y no me gusta, tendrá que gustarme.
No puedo arrepentirme.
Yo sé.
La inversión que ellos hacen.
Las esperanzas que tienen.
Progreso.
Visión.
Cultura.
¡Lo sé!.
Y cree aún que el camino no está claro.
Pues... lo está.
Desde que tengo memoria, nunca me ha gustado otra cosa.
Nada me gusta más que eso.
Por más que me guste la música, nunca pensé, ni soñé en ser música.
Por más que me guste escribir, nunca pensé ni soñé en ser escritora.
Por más que me guste editar, nunca pensé ni soñé en ser editora.
Nada me gusta más que eso.


Quiero ser médico.