07 diciembre, 2010

Vuelve.


Últimamente no sé qué pretende.
Sus acciones se vuelven más y más curiosas conforme pasan los días e incluso he llegado a alegrarme un poco de que no nos vayamos a ver tan seguido en las vacaciones.
Aprovecha cualquier oportunidad disponible para llenarla con su presencia y palabras, como queriendo destacar que ya no son invisibles, como pudieron serlo antes.
Recalcar que su persona es invaluable y que somos más o menos afortunados de tenerla.
El asunto es... que no es así para mí.
No hoy, no ahora.
No después de lo que pasó.
Simplemente cambió.
No puedo tener la misma perspectiva sobre él después de lo que pasamos.
No sabe igual.
Pero me duele verlo un poco urgido.
No es algo en lo que me regocije.
Pareciera dispuesto a hacer cualquier cosa para volver a lo que teníamos antes, antes de todo, como a principio de año.
Me molesta un poco, y creo que no estoy haciendo lo correcto.
Lo daría todo, o al menos así parece.
Pagaría el precio.
Pero, ¿cuánto es lo que cuesto en realidad?
¿Debería hacérselo acaso más difícil?
No lo creo, pero creo también que me desvalorará por no haberlo hecho.
Y entonces me acordaré de que no pude hacerlo.
Sí... me acordaré luego, pero por ahora no me importa.
Él quiere que vuelva y eso haré.