29 enero, 2011

Cisne Negro.


La cinta a la que me refiero es una de las más perturbantes y cautivadoras del último tiempo, un film psicológico que mezcla la inocencia de la juventud y la perfección con la sensualidad y la oscuridad.
Una joven, Nina, es convertida en la prima ballerina de su compañía, y su primera actuación será en El lago de los cisnes, donde deberá interpretar tanto el cisne blanco como el negro.
El ballet consiste en una mujer que es convertida en un cisne blanco que debe romper su hechizo consiguiendo el verdadero amor, sin embargo, su príncipe es engañado por el mago que la hechizó, y jura amor eterno a otro cisne, uno negro, culminando con el suicidio del cisne blanco.
El director de la compañía de ballet reemplaza a su antigua bailarina Beth MacIntyre y convierte a la vulnerable Nina en su próxima estrella, dándole el papel de la Reina Cisne en El lago de los cisnes.


Nina es tan inocente y perfeccionista, que su personalidad encaja perfectamente con el rol del cisne blanco, pero su real desafío es desenvolverse como la sensual y despreocupada cisne negro, conseguir su propia metamorfosis.
El director, sabiendo que tenía a otra bailarina que podría interpretar al cisne negro -una recién llegada llamada Lily-, insiste en que Nina lleve a cabo las dos interpretaciones, luego de que ella misma se lo pidió.























Los ensayos comienzan y Nina practica insistente y responsablemente su actuación del cisne negro, pero su performance no satisface al director, que al ver que ella era en realidad tan inocente como un cisne blanco, decide ocupar los métodos más avasalladores para intentar que aflore el erotismo negro de Nina, seduciéndola abierta y desvergonzadamente.
Nina comienza a construir una amistad extraña con Lily, quien intenta volverla más rebelde, sacar su lado oscuro, explorar su sexualidad, lo que consigue una noche con drogas y licor.



Nina comienza a tener alucinaciones y actitudes paranoicas frente a todos, principalmente su madre -una antigua bailarina que no fue nunca prima ballerina-, Lily y ella misma, de quienes piensa que están confabulándose para quitarle su papel tan preciado.
Puede verse a sí misma en una versión oscura, como su antítesis, que la sigue por las calles hasta en los mismos espejos, haciéndose daño a sí misma, y termina por convencerse que su lado oscuro está tratando de dominarla.



Esto la atormenta a un punto crítico, donde el día de su presentación cree nuevamente que Lily quiere robarle su papel, y que además está teniendo un affaire con el director, razón por la cual termina asesinándola en su camarín luego del primer acto.




















En su presentación como el cisne blanco triunfa, tal y como lo esperaban todos, ya que ese no fue nunca un verdadero desafío para Nina.
Pero su consagración la lograría con el cisne negro, si es que lograba bailar con pasión y soltura.



Sale a actuar como el cisne negro y recibe todo tipo de alabanzas. Busca al director de la compañía y lo besa apasionada y entusiasmadamente. Luego recibe felicitaciones de Lily. La sola imagen de ella deja a Nina helada, ya que estaba segura de que la había asesinado. Corre a su camarín y encuentra que el cuerpo de Lily no esta ahí. Se ve a sí misma en el espejo y sollozando cae en cuenta de que en realidad había acometido contra su cisne negro, contra sí misma.



















En el tercer y último acto es finalmente aclamada por toda la audiencia, incluido el director. Hace su salida dramática, el suicidio del cisne, donde Nina se deja caer sobre un colchón. Llegan todas las bailarinas y el director a felicitarla, y aterrados se dan cuenta de que se desangra.
El director, desesperado la inquiere sobre qué ha ocurrido, a lo que ella responde que ha sido el cisne negro, y que resultó perfecto.
Nina muere ahí, cegada por los focos.




















El fundamento de esta película deja una gran moraleja.
Nina, en su busca por dejar de ser siempre el cisne blanco, inocente y perfecto, encontró la destrucción y furia del cisne negro, lo cual terminó por consumirla.
Su madre, que si bien puede haber sido un tanto insistentemente sobreprotectora, sabía lo que ocurría en este negocio, ya que también había sido bailarina.
Trató de protegerla del estrés y de los oportunistas, y terminó fallando en su intento por preservarla en la inocencia y pureza de su niñez y juventud, provocando la locura de su hija, que no encontró el equilibrio en su transición de niña a mujer.
Además pareciera vislumbrarse una emoción de la época en que ella fue bailarina, lo cual termina por tornarse al parecer en envidia, o al menos eso cree Nina.
Siendo una mujer que en su corazón aún es una niña ingenua, se ve ahogada por su madre sobreprotectora, su maestro exigente y abusador, y su obsesión por la perfección.
Nina batalla contra sí misma en busca del equilibrio total y absoluto, y vemos cómo se desintegra en el proceso.
Termina convirtiéndose en Odette, el cisne blanco, quien pierde a su príncipe a manos del cisne negro, Odile. El cisne blanco y el negro siendo encarnados por la mente de Nina, y su propia muerte causada por sí misma.





Nina descubrió por fin su lado oscuro, el cual la redujo a cenizas.