11 enero, 2016
Vuelve.
Y pensar que hasta ayer lo que iba a hacer era entrar acá y hablar, casi de luto, de este querido amigo mío que creía haber perdido para siempre.
Ya sabía yo que no había que creer todo lo que salía de su boca.
Qué manera de tergiversar la historia.
Como se dice, "La verdad está al medio", y no hay que fiarse de todo lo que nos cuentan.
Creo que más de alguno salió de esa casa convencido.
Convencido de que esta vez nos había abandonado para bien.
Para no volver a vernos.
Y su silencio hacía de cómplice para esta historia que no tenía más testigos.
Me daba pena, pero por sobretodo rabia.
Rabia porque es mi amigo y quería limpiar su nombre, pero no tenia ninguna noticia ni palabra de él desde hacía meses, por lo que no podía realmente ponerme en modo abogado con todos ellos.
Este hombre es por sobretodo sincero, por la flojera misma de tener que elaborar algún tipo de disfraz para encubrir las historias que cuenta, por lo que tiendo a confiar más en lo que sale de tu boca que de la de nadie más.
Nadie cree en ti ahora, amigo.
No creo que nadie lo haya intentado siquiera.
Me da pena pensar que si no hubiese buscado algún tipo de noticias por mi cuenta y muy vagamente, habría pensado que la mitad de su historia -o más- era cierta, y me habría vencido un poco más cada verano.
¡Llega rápido!
Te extrañamos, pero por sobretodo yo, ¡siento que no te veo desde hace años!
Vuelve rápido y demuéstrales que ella estaba equivocada.
Aquí te estamos esperando.
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