Lo siento.
Fui muy brusca.
Lo soy innecesariamente.
Pero no puedo evitarlo.
Te fuiste hace meses y aún no vuelves.
Tengo el presentimiento de que nunca vas a volver.
Prefieres estar lejos.
Ya no sé qué siento al respecto.
Antes me dolía silenciosamente, pero ahora parezco estar más resignada que dispuesta a enmendarlo.
Quizás eso está mal.
No lo sé.
La verdad ya traté y no pareces tener interés.
Tengo el presentimiento de que nunca vas a volver.
Porque no sabes cómo volver.
No sé si espero de ti lo mismo que antes.
Quizás esperaba que crecieras conmigo, o yo lo hice de manera distinta y fui yo la que se fue.
La verdad ya no lo sé y no trato de descubrirlo tampoco.
Todo lo que debería ser trascendente en vez de trivial, todo lo que debería ser sincero y verdadero, viniendo de ti me parece falso, efímero, insípido, simplemente nada.
Me parece que no sientes lo mismo que yo.
No estamos en la misma página.
Me dices que lo estás, pero no me entiendes, no sientes lo mismo que yo.
Todo lo que tenemos es efímero.
Todo lo que tenemos ahora es banal.
Tengo el presentimiento de que nunca vas a volver.
Y la verdad no sé que siento al respecto.
Te veo tratar pero... no sé si estás tratando de verdad.
¿Quién eres ahora?
Tengo el presentimiento de que nunca vas a volver.
Porque no sé dónde estoy.