Con la cabeza bajo tierra.
Sin querer ver nada.
Nada de nada.
Váyanse, les dice inútilmente.
Pero ellos siguen allí.
Si no se ve, no está allí, se repite a sí misma.
Pero no, ellos siguen allí.
¿Cuándo acabará este juego estúpido e infantil que insisten en jugar?
Todos los días se ponen sus máscaras de bastardos y hacen su mejor esfuerzo en arruinarse la vida mutuamente.
Insana inmadurez.
Y yo con la cabeza escondida.
Eso no me deja mejor posicionada que ellos.
Aguanta, se dice a sí misma.
Pero en la oscuridad de la tierra ve todo negro.
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