26 abril, 2014
Inquieta.
Me siento incómoda.
Inqueta.
Nerviosa.
Siento que sangro por distintas partes.
Varias cosas duelen.
Me cuesta respirar profundamente, me duelen las costillas.
Siento que no puedo abrirme.
Siento que estoy cerrada y conteniendo algo grande.
Demasiado grande para ser contenido.
Necesito darte un poco para que lo guardes tú y yo pueda respirar.
Me despierto en las noches.
Todas las noches.
Apretada.
Revuelta.
Ven, para que pueda decirte.
Ven, acerca tu oído.
Guarda un poco para que pueda dormir.
Me siento observada.
Observada y juzgada.
Sus ojos me pinchan.
Susurran cosas que no son verdad.
Me cansa tener que decir que no son verdad.
No digo nada.
Pero ven para que guardes algo y yo pueda hablar.
Siento que ya acarreas bastante, pero no puedo evitarlo.
¿Quién más puede ayudarme?
Sólo tú.
Por favor, prometo tomarlo de vuelta, pero necesito respirar ahora.
Ven y guarda un poco.
Estoy apretada, nerviosa, sangrando y duele, me pinchan y juzgan, y no puedo decirle a nadie que no es verdad, no puedo ni siquiera respirar.
Ven rápido.
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