24 agosto, 2014

Pedazo.


Que vergüenza admitirlo, pero es verdad.
Cuando te vi ahí creo que morí un poco.
Te miré como tantas veces en la noche y noté que me mirabas con la misma expresión en los ojos.
Querías hacerlo.
Querías que lo viera.
Sí, creo que morí un poco.
Me quedé fumando sentada ahí, esperando a que se pase todo.
Me llovía en la cara y no me importaba.
Seguí fumando, seguí y seguí.
Aspirando todo, como si pudiera devolverte.
Quizás me arrepentí de algo pero ahora ya no.
A veces pasa, a todos nos ha pasado.
Eso ya lo superé.
Lo que sigue aquí en mi retina eres tú.
Que vergüenza, pero es verdad.
Creo que morí un poco.
Encima de todo, perdí ocho meses.
Seguí fumando, seguí y seguí hasta que vino a buscarme.
Nos fuimos. Sin un pedazo.

Esto es tan inútil, sin embargo, no puedo sacarlo de mi cabeza.
Sal de acá, ¿quién te dejó entrar?
Esto es tan estúpido.
Qué vergüenza.
Creo que morí un poco cuando te vi.

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