24 septiembre, 2016
Especial.
Y el otro día, me lo confirmaste todo.
Ni te diste cuenta.
Pero para mí, eras todo respuestas.
Todo este tiempo sentía que me quedaba atrás porque tú intentabas abrirte más y más, esperando que te entregue algo de mí para guardar, pero no podía darte nada.
Absolutamente nada.
A pesar de que te había dado algo hace tiempo, lo consideraste superfluo y no le diste el peso que tenía: yo nunca había mostrado eso a otras personas más que a él.
Pero no lo consideraste especial.
Me pedías más y más pedazos, entregándome partes tuyas en trueque, hasta que te di una.
Te di una grande, hasta ella lo vio.
Nunca hablo de eso con nadie, pero lo hablé contigo.
Pude ver que era lo que esperabas, que me abriera, y pensé "Quizás esto lo tranquilice".
Pero fue más, instantáneamente subí y me diste más.
Me incluiste en un subgrupo aún más pequeño, y me diste otro pedazo tuyo.
Pero empieza a hablar una voz desde el fondo de mi cabeza.
Un día lo tengo todo claro como agua de río, y después no tanto.
No sé si la culpa la tengo yo o tú.
No quiero ni contarle a ella ni decirlo en voz alta, pero lo he postergado tanto que siento que me empieza a ladrar la cabeza cada vez que lo pienso.
Esto es extraño.
Esto es extraño.
20 septiembre, 2016
Programada.
Siento que perdí mi habilidad de ser empática.
La perdí como una muñeca en el supermercado y cuando volví por ella otra niña ya se la ha llevado.
Soy como un robot programado para sentarme frente a ti y hacer contacto visual cuando me hablas, pero con una certera falla para ser recíproca.
Sólo me quedo ahí, mirándote, mientras me abres tu corazón.
Mientras lloras y lloras.
Mientras hablas de tu familia.
Mientras te quejas de la vida.
Quiero decir "te entiendo", "todo va a estar bien", "esto no es el fin del mundo", "todo va a mejorar", "esto sólo es una fase".
Pero abro mi boca y nada sale.
Sólo te miro.
Y te miro y te miro y te miro.
Esperas algún signo de que sigo viva y escuchándote, pero no puedo entregarte ninguno.
Simplemente no puedo manifestar ningún tipo de emoción.
Y mi apatía se transforma en decepción y resentimiento por parte tuya.
Por no poder devolverte la mano.
O siquiera darte una oreja de verdad.
Pero esto es a lo que estoy reducida.
Soy un humano pre-programado, no puedo volver atrás.
Simplemente soy incapaz de reaccionar.
Siento esta infinita cantidad de "nada" todo el día, enmarcada por episodios de risa, rabia, tristeza y decepción de todo.
Pero más que nada, siento nada.
No siento absolutamente nada, todo me resbala.
04 septiembre, 2016
Tóxicos.
No me gustan estos amigos.
Estos que te están sonriendo y puedes ver cómo les salen tics en la cara de lo falsos que son.
Apenas te das vuelta ya están clavándole agujas a sus muñecas vudú.
¿Qué carajo pasó?
¿Cuándo empezaste a desearme mal?
Me gustaba más la fase en la que hacías como que me ignorabas, pero revisabas todo igual.
De vez en cuando escribías algo sarcástico y luego te retractabas con un "era broma".
Ahora simplemente ya no sirves de nada.
Ni de pantalla siquiera.
Si no quieres hacerte la confrontacional yo puedo ahorrarte la vergüenza y cantártelas toditas y cada una al frente de todos, y hasta ahí va a quedar todo.
Pero no pienses ni por un segundo que se me escapa aunque sea un cuadro de tu película mal dirigida de venganza.
Anda y habla mal de mí con todos.
Con lo que me importa.
Se quedarán los que valgan la pena y los que no, me harán un favor.
La puerta es ancha y está muy abierta.
Sólo te aviso que luego la cierro con pestillo, y no vas a volver a entrar aunque toques el timbre.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)