Justo ahí me di cuenta.
Ella estaba bien.
Excelente, de hecho.
No es como que me costó creerlo, pero la verdad me sorprendió bastante.
Tantos años yendo casi a la deriva hasta que encontró lo que buscaba.
Lo encontró y luego volvió a perderlo.
No, la verdad no lo perdió, pero si se alejó.
Y pensar que realmente creí que lo estaba pasando mal.
Ella encaja perfectamente allí.
Es como si perteneciera allí, desde siempre.
Es como si todo el tiempo que estuvo conmigo hubiera sido una extranjera.
Una forastera en lo que yo pensaba era su casa.
Pero lo que yo piense carece de importancia en este momento.
La estrella es ella, y su brillo se acentúa cada día.
No sé si es que nosotros nunca la vimos como era o si es que ella no se veía a sí misma.
Ella es todo lo que ellos ven.
Y lo que nosotros nunca vimos.
Ella es todo eso y más.
Y por eso se merece el cielo.
Amiga mía...
Lamento que ya no estés a mi lado, pero veo que encontraste tu lugar legítimo, el que siempre fue tuyo, el que tuviste que buscar a tientas en la oscuridad.
Esto es lo que eres.
Y a pesar de que esta ya no es tu casa, nunca serás una forastera para mí.
Nunca.
Acaba de romperse la burbuja en la que creí que vivíamos.
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