20 abril, 2011

Rabia.


No puedo creer todo el alboroto que causaste por una nimiedad.
Lo que nunca se te ocurrió pensar fue todo el sacrificio que había detrás de ese, tan pequeño gesto.
No, nunca.
Simplemente la negación era la regla, aunque no tuvieras en realidad algún inconveniente.
Era simplemente el hecho de que deshicieran tus planes de manera inesperada.
Estúpido.
¿Cómo puedes ser tan desconsiderado?
Si supieras todo lo que ella hizo hoy para poder cumplir con lo que le dictaba su moral, no estaría insultándote justo ahora.
Pero ella es así.
Tiene corazón, paciencia.
Y tú no.
Ni una pizca, ¿no?.
¿Te puedo dar un consejo?
Ándate a la mierda.

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